Creo en Dios, Padre Todopoderoso y en el horóscopo. Ah y también en el “best case scenario” y en el conductor de Arte Manía. En realidad no creo EN él, le creo a él. Sí, yo le creo que él hace todos los dibujos y collages. ¿Por qué no? ¿Por qué van a derrochar tiempo y plata en contratar a dos personas cuando uno puede hacerlo todo? Já, no lo habías pensado. Quizás porque cuando tenías una edad en la cual era razonable ver Arte Manía no pensabas en esas cosas, pero yo lo sigo viendo, aunque ahora con más años escolares encima.
Sí, le creo al horóscopo, qué ingenua, no? En realidad no, porque le creo como quiero creerle. A ver, no voy a negar que espero ansiosamente el domingo para poder abalanzarme sobre las revistas de los diarios y saltearme todas las notas sobre los adolescentes de hoy y los hijos de Maru Botana, no, no lo niego. Pero tampoco es que le tengo una confianza ciega a los pronósticos de Horangel y sus colegas. Creo en mi interpretación del horóscopo y también creo que eso es lo que quieren que crea; dudo que la intención de los astrólogos sea predecir la vida de los miles de millones de acuarianos y sintetizarla en una simple columna de 100 palabras (como mucho). Los domingos al mediodía, yo procedo de la siguiente manera: tomo la revista, llego a la página correcta, que está, curiosamente, situada al final de la revista, como si fueran restos del material periodístico, y busco mi columna, mi espacio en los astros. Ja, acá esta… Acuario. A ver, a ver, que me deparan las estrellas esta semana? Qué intriga. Bueno… Trabajo y Negocios, no, me aburre, no tengo ni trabajo ni negocios. Acá, Amor, mi parte favorita, a ver qué dice… Nooo! Me tocó algo horrible, La Nación me odia! Y la clave de la semana? ¡¿Qué haga ejercicio?! ¡¿Más?! La Nación me odia, ¿dónde está la revista de Clarín? Pasamela. Uh, era malo el tuyo? El mío también, horrible. No, no, no, si, Amor… a ver… ay, sí, buenísimo, levantó un poco. Y la sorpresa? Buenísima también. Entonces voy a tener una semana equilibrada, ni muy muy ni tan tan. Fantástico. Igual, me parece que me voy a preocupar por convertirla en una buena yo, por mi cuenta, sin la ayuda de Ludovica Squirru ni ningún otro paranormal.
Mi teoría más reciente es la del “best case scenario” y es sumamente optimista, pero no utópica. Todo lo que pueda salir bien, va a salir bien, es decir… ¿por qué no? No me cae bien la gente que piensa que la vida le debe algo o que dice “la vida es injusta”. A todos nos pasan cosas buenas y malas. Intentemos que sean más importantes las buenas, aunque eso no va a hacer desaparecer a las malas, te va a hacer mas feliz, o menos infeliz. La vida tampoco es corta, la vida es tan larga como uno quiere que sea. Yo quiero que sea larga, entonces leo el horóscopo, que genera más ansiedad en mí de la que ya traigo de fábrica, ergo, el tiempo pasa más lento, pero lo aprovecho más. También intento (si, es a propósito a veces) dormir poco, porque siento que si me duermo llega más rápido el día siguiente. Igual, eso no quita que me guste mucho lo que dijo Hemingway y a veces lo ponga en práctica:
"I love sleep. My life has the tendency to fall apart when I'm awake, you know?"
Cuando me doy cuenta de que estoy por entrar en ese estado mental, intento pensar en lo del “best case” y en otras cosas que me hacen feliz, como algunas fotos que tengo grabadas en mi cabeza y películas con finales (casi) ingenuamente alegres.
Sí, le creo al horóscopo, qué ingenua, no? En realidad no, porque le creo como quiero creerle. A ver, no voy a negar que espero ansiosamente el domingo para poder abalanzarme sobre las revistas de los diarios y saltearme todas las notas sobre los adolescentes de hoy y los hijos de Maru Botana, no, no lo niego. Pero tampoco es que le tengo una confianza ciega a los pronósticos de Horangel y sus colegas. Creo en mi interpretación del horóscopo y también creo que eso es lo que quieren que crea; dudo que la intención de los astrólogos sea predecir la vida de los miles de millones de acuarianos y sintetizarla en una simple columna de 100 palabras (como mucho). Los domingos al mediodía, yo procedo de la siguiente manera: tomo la revista, llego a la página correcta, que está, curiosamente, situada al final de la revista, como si fueran restos del material periodístico, y busco mi columna, mi espacio en los astros. Ja, acá esta… Acuario. A ver, a ver, que me deparan las estrellas esta semana? Qué intriga. Bueno… Trabajo y Negocios, no, me aburre, no tengo ni trabajo ni negocios. Acá, Amor, mi parte favorita, a ver qué dice… Nooo! Me tocó algo horrible, La Nación me odia! Y la clave de la semana? ¡¿Qué haga ejercicio?! ¡¿Más?! La Nación me odia, ¿dónde está la revista de Clarín? Pasamela. Uh, era malo el tuyo? El mío también, horrible. No, no, no, si, Amor… a ver… ay, sí, buenísimo, levantó un poco. Y la sorpresa? Buenísima también. Entonces voy a tener una semana equilibrada, ni muy muy ni tan tan. Fantástico. Igual, me parece que me voy a preocupar por convertirla en una buena yo, por mi cuenta, sin la ayuda de Ludovica Squirru ni ningún otro paranormal.
Mi teoría más reciente es la del “best case scenario” y es sumamente optimista, pero no utópica. Todo lo que pueda salir bien, va a salir bien, es decir… ¿por qué no? No me cae bien la gente que piensa que la vida le debe algo o que dice “la vida es injusta”. A todos nos pasan cosas buenas y malas. Intentemos que sean más importantes las buenas, aunque eso no va a hacer desaparecer a las malas, te va a hacer mas feliz, o menos infeliz. La vida tampoco es corta, la vida es tan larga como uno quiere que sea. Yo quiero que sea larga, entonces leo el horóscopo, que genera más ansiedad en mí de la que ya traigo de fábrica, ergo, el tiempo pasa más lento, pero lo aprovecho más. También intento (si, es a propósito a veces) dormir poco, porque siento que si me duermo llega más rápido el día siguiente. Igual, eso no quita que me guste mucho lo que dijo Hemingway y a veces lo ponga en práctica:
"I love sleep. My life has the tendency to fall apart when I'm awake, you know?"
Cuando me doy cuenta de que estoy por entrar en ese estado mental, intento pensar en lo del “best case” y en otras cosas que me hacen feliz, como algunas fotos que tengo grabadas en mi cabeza y películas con finales (casi) ingenuamente alegres.
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