domingo, 9 de noviembre de 2008

Fecha de Vencimiento y Bemoles Localizados

Qué rápido expiran las buenas ideas. No es que desaparezcan, es que simplemente dejan de parecerme buenas. Cada vez me pasa más seguido; se me ocurre algo que (en el momento) me parece fantástico, increíble, fuera de este mundo, lo más brillante que pensé desde que nací. Pasa un determinado tiempo (variabilidad sujeta a la incidencia, magnitud, complejidad e importancia de la idea) y de la noche a la mañana, la astuta ocurrencia se convierte en una catástrofe a punto de ser concretada… quizás no parecen tan grave, pero se equivocan, lo es! Es una patada a la autoestima de mi cerebro. Sí, sólo de mi cerebro, porque considero que, por lo menos en mi caso, el autoestima esta fraccionado y categorizado: tengo uno para los temas relacionados con el coeficiente (a veces) intelectual, otro para los asuntos del corazón (eso suena tan doctor amor que me da casi nauseas), otro para la imagen y estética personal (gimnasia, dieta, pelo, etc) y asi sucesivamente. Para estas cosas, estas devaluaciones (no monetarias, del autoestima), esta bueno que todo este fraccionado. Solo para esto igual, porque la anestesia local por ejemplo, me parece cualquiera, es medicina tacaña (una acusación casi más grave que mala praxis o negligencia).
Volviendo a las ideas, qué duro es el momento de epifania que te lleva a darte cuenta de la mediocridad de tu plan. Es horrible, toda la ilusión que venías armando en tu cabeza cual castillo de naipes, colapsa en un nanosegundo (qué lindo es incluir palabras de científico loco en el vocablo de uno, eh) y tenes que emprenderte en la ardua tarea de reemplazar esa idea con otra, que probablemente padecerá el mismo destino inevitable. La pucha, que difícil es tener buenas ideas. Existen todavía o son algo del siglo XX?