martes, 23 de febrero de 2010

Toto, I've a feeling we're not in Kansas any more.

El microcentro. Qué lugar horrible. Dios bendiga ese prefijo (¿?), porque la expansión de una zona en la que un taxímetro equivale a un título nobiliario sería catastrófica; los taxistas (orgullosos poseedores o portadores- el negocio de los dueños de los “móviles” es algo que me excede, tanto o más que el debate sobre los carriles exclusivos) pavoneando su poder mediante bocinazos que se traducen a insultos hacia nosotros, los (desdichados) civiles, en cada esquina. Cada esquina que, aparte de ser un núcleo de polución auditiva, esta finamente revestida con cartelería de toda índole, desde "Estacione aquí (de lo contrario, en media cuadra su automóvil le va a resultar un impedimento casi paralizante)" hasta "Sólo transporte público o con permiso" (permiso de quién? mi mamá me deja.)


No entiendo, no entiendo nada de lo que pasa en ese radio de… 5 cuadras a la redonda de la entidad bancaria que dio comienzo a todo (I wanna say… BCRA? Pero no estoy segura de que ése sea the source of all evil). No entiendo cómo puede ser que el epicentro monetario (la City suena tan bolichero que me da vergüenza [porque no soy el Bambino] y culpa [porque es una mentira importante, hay menos fiesta ahí que las Islas Malvinas en invierno]) sea un ambiente tan comunista: yo no sé si hay una cláusula en los contratos laborales de la industria bancaria o qué, pero por alguna razón todos (todos) los empleados de esta cuasi-maqueta se ponen de acuerdo todas las mañanas para ir vestidos iguales a sus (tan avecinados) trabajos.


Ah y lo de las peatonales… no quiero hablar del tema, me da claustrofobia pensar en Flor… de muchedumbre! Y la Recon…quista!

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