En mi casa, el detergente es detergente, no es una sustancia mágica gelificante todopoderosa. Los baños se limpian con un arsenal de productos, no con uno solo cuyo vocero es un fisicoculturista. Los pisos de mi casa están muy bien, limpios y pulcros, pero no son superficies reflejantes y no emiten florcitas que quedan levitando en el aire del living forever and ever (creo que de ahí también se puede deducir que las ventanas no huelen igual que un sundae de frutos rojos). No sé qué pasa con la industria de los productos de limpieza, pero están curtiendo esa onda publicitaria de casas mágicas y floripondiosas que difiere notablemente de la realidad. A mí me gusta mi casa así, y no creo que Carlitos esté fascinado con la visibilidad reducida (por las flores osho levitantes) y la fragancia penetrante de las praderas tecnicolor en su baño . Yo… así… estoy bien.
domingo, 28 de febrero de 2010
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