lunes, 22 de noviembre de 2010

Monkeys and Silk

Mi papá no sabe (y no le pienso contar)(y ojalá no lea esto) que la mejor parte de poder usar el vip del aeropuerto es el whiscola “de arriba” (arriba-Dios, no arriba-avión, eso viene después). Tampoco sabe que me quise matar después de entrar al vip del vip porque eran todos viejos muy corporate y sus respectivos felinos-percheros de LVs. En fin, acá estoy, reporting live, preguntándome por qué la tele está prendida en el canal de 678 y no en.. no sé, la BBC o Magazine, ponele, algo más a tono. 
Ahora la fauna local habla de los precios del Conrad (que todos conocen de memoria cual preámbulo de la Constitución: “nos, los representantes de la cachudez…”) Yo, en cambio, comparto una complicidad tácita con la moza; le digo que hay que reciclar vasos y “no desperdiciar” -una moralidad que no condice con la piel que bordea la capucha de mi abrigo. A todo esto, tengo chipás en la cartera y, en otro orden de cosas:
  1. Que bajón los bebes feos, no? Qué se hace con eso?
  2. Hay uno en 678 que, te juro, es Anthony Hopkins, posta.
  3. Cabito y Zucker bien podrían ser hermanos y tener una carnicería.
  4. Qué lindo no tener que hablar; y que cada vez que me viene algo, saco la birome, el cuaderno tamaño primer grado, y escribo frenética. Todos me miran. Todos me importan muy poco (un concepto que les debe resultar más que ajeno, casi alienígena). Besote.

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