Si, vení, pasá. Sentate. Ahí, sí, donde quieras en realidad. Sí, sí, sacate. No me moles- me gusta tu olor a pata. Me gusta tu. Todo me gusta. Qué precoz, el vaticinio de la tragedia, lejana o inminente?
La marea que crece rápido. A la mañana solo quedan los pocitos de los bichos sin nombre.
Quedate ahí, mirame (con temple, que nunca falte) con perplejidad y fanatismo. Del instantáneo, aunque un poco infundado. Y paciencia, mientras me pinto (y despinto) la misma uña 6 veces. Quedate, mirá, tocá, escuchá una parte, ya vas a distinguir, elegir (yo elijo, mi invitado de honor. Vos elegís venir, acá. Este, y no otro lado. Él/Ellos elige/n, no molestar, do not disturb). Esto sí, esto importa. Esta otra parte ni sabe que la está diciendo, su cabeza le ganó de nuevo, la lengua trata de seguir el ritmo pero no, ya es.
Tarde, quedate hasta tarde, me cuesta dormir, no quiero nuevos sueños, no quiero misterios, no quiero armar mi propia aventura en la dimensión onírica. No tengo ganas, pero qué sueño tengo. Los bebés se quedan dormidos, no se van a dormir, el sueño les gana y a mí también, a mí eso y todo.
Leemos? Busquemos construcciones lindas, divorciémoslas de sus contextos, quiero solo lo. Qué lindo que sos. Palabras gemelas, no de iguales, sino como almas. Siempre me imaginé las almas de color lila, ahora que lo pienso, bastante parecidas a las aguas vivas. Cellar door. Quién es quién, a mí cuál me toca?
Vení a mi cellar, tomá esto. Es amor desordenado (y por demás fragmentado) lo metí en una bolsa para no perder pedazos. Aunque no sé si están todos. Jugamos? Lo armamos? Ayudame, quedate. Vos hacé los bordes.
Y si vamos a dormir? Mañana lo armamos, van a estar ahí. Las piezas. Todas. Te prometo. Sí, las conté, si las hice yo. No, ya sé que no me quedó prolijo. No te gusta? Entonces de qué te quejas?
(Bostezo) mío. (Bostezo) tuyo. Una plaga, pandemia de sopor. Dale, vamos. Intentemos no soñar, me da fiaca, evitemos la disección matutina, la interpretación de lo que –Freud mediante- está más allá de nosotros. Por suerte. Ideas que se exilian a un lugar al que no podemos llegar, que nos salvan de ellas, de su complejidad, y se martirizan.
Mañana vemos, mañana pensamos. Necesito ayuno neuronal. No, no sé si existe. Quizás lo inventé. No sé, importa? A mí no, eso no. Todo lo demás. Más vos, eso sí. Eso importa. Ahora. Y mañana también, seguro.