Hay momentos (no muy abundantes ni frecuentes) en los que soy mi propia ídola. Este no es uno de ellos.
Explicame por qué se me ocurre ponerme a *pensar* a las 3.49 am, qué carajo?! Quién me manda?! (Yo, porsu, la autora de otros grandes éxitos como “Dale, comamos ahora todo lo que hay en el freezer, total ya te vas a dormir” y “Qué genial idea la de comprarse remeritas que se te ve la panza, las re vas a usar”) It’s a terrible idea.
De vuelta con la misma mierda, el bolo angustioso/angustoide de no saber qué es lo que extraño, si alguna vez –de hecho- lo tuve, si ahora está en otro lado, si dejó de existir, si lo recuperaré, si ese mensaje que mandaste era tan piola como te pareció cuando le diste send, (porque sí, dejame recordarte que lo mandaste, aunque ahora te hagas la amnésica y lo borres de la carpeta de enviados. Sí, lo mandaste. Sí, vos, capageniamil.) What the fuck is your problem, hermana?